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¿Es posible que haya reconciliación, que se pueda convivir con los victimarios?

Sí, con aquellos que se desmovilizaron y cumplieron sus penas a través de la justicia transicional y han tomado el camino de reincorporarse a la sociedad civil. En Montes de María hemos dado ejemplo con los reincorporados de la última desmovilización de las FARC, tenemos gente fariana acá que está haciendo proyectos productivos, que está trabajando con las organizaciones de base, intentando ingresar a esos procesos sin traer una línea ideológica para imponerla, sino que se están acomodando a la dinámica del territorio.

Pero ellos también han sufrido el impacto acá también nos asesinaron un reincorporado en Colosó y hay un amenazado en El Carmen, pero claro que sí es posible la reconciliación y nosotros tenemos todo el empeño porque creemos en la condición de aquellos que dejaron las armas que quieren que esta zona progrese, que tenga un desarrollo sostenible apoyando los procesos. Montes de María es resiliente y resistente a pesar de que hubo
unas masacres, tantos desplazados, aquellos que resistimos hemos tenido el tema de resiliencia por delante. No es que vayamos a tomar las armas para defendernos no, la única arma de nosotros es la palabra, una palabra de tres letras “paz”, más nada.

Y seguir construyendo las bases de las organizaciones, eso ya nosotros lo tenemos claro que debemos organizarnos porque una golondrina no hace verano. Mientras estemos todos organizados nos blindamos, ese es nuestro blindaje estar unidos, es la única manera de enfrentar lo que pretende hacer ese lado oscuro nuevamente en el territorio.

¿Se necesita el perdón para que haya reconciliación?

Con perdón podemos claro que sí, lo que sucede es que fue mal interpretado e implementado lo que fue la Ley de Justicia y Paz, y ahora con la Ley de Víctimas del 2011 con el tema psicosocial aquí no ha habido una reparación integral, por un lado, Justicia y Paz pagaba las masacres no sé a cuántos millones y ya pensaban que con eso las familias quedaban listas, llorando a sus víctimas. A la gente no le importaba la plata, la gente necesitaba era saber por qué lo mataron, la verdad. El perdón es una palabra que abarca mucho, pero nosotros creemos que sí es posible y nosotros lo hemos vivido, cada uno tiene su proceso independiente

Ahora con la Jurisdicción Especial para la Paz nosotros en Montes de María queremos presentar un informe sobre desplazamiento forzado porque detrás del desplazamiento forzado hubo mucho, hubo despojo, la gente dejó las tierras, lo compras masivas de tierras porque la gente no querías seguir y vendió a precio de huevo, o masacre, violencia sexual y eso originó el desplazamiento, todo eso hay detrás del desplazamiento forzado, hay un hilo conductor de otros hechos victimizantes.
Pero el perdón sí es necesario lo que sucede es que no se recibió esa ayuda o si se ha dado no ha sido efectiva esa reparación psicosocial, también por parte de nosotros mismos que pensábamos que la reparación era únicamente la parte efectiva en dinero, de lo que nos corresponde por el hecho victimización, porque no hubo una pedagogía clara sobre la implementación de la ley de víctimas, eso hay que volverlo a trabajar, un reto es ese la pedagogía para la implementación de la reparación integral.

Tampoco ha habido el tema de no repetición porque estamos viviendo lo contrario nuevamente nos están re victimizando en ese sentido. Nuevamente estamos viviendo masacres en Colombia no hablo sólo por los Montes de María, ahora sistemáticos que asesinen jóvenes en Cali en Nariño, con los indígenas, que está pasando.

Las víctimas tienen mayor disposición a la reconciliación…

Nosotros pensamos en las nuevas generaciones, de que tengan un territorio en paz, que por lo menos nosotros pongamos un granito de arena para ese cambio y que ellos sigan construyendo y para que se queden en el territorio porque eso es otra, nosotros con ese ejercicio hablamos con esta generación de niños y jóvenes para que valoren lo que tienen, para que estudien algo pertinente y contribuyan al desarrollo de cada una de sus regiones para que haya una transformación.

La última violencia acá con los paramilitares dejó rotas muchas familias, muchos que ahora son adultos que no tenían la oportunidad de estudiar y cogían para uno o para otro bando, se iban para la guerrilla, al Ejército, con los paramilitares, a ser carne de cañón porque ellos eran los primeros en el frente, los hijos e hijas de los que yo estaban en victimización, porque no había oportunidades y aún no las hay, a pesar de toda falta mucho en ese tema.

Reitero que le faltó a la atención psicosocial, hay muchas personas afectadas que no pueden todavía escuchar un mofle, personas que pasan los 50 o 60 años, escuchan algún estallido o volador piensan que otra vez van a volver a vivir lo que vivieron en esos 20 años anteriores, en los 80 con la guerrilla en los 90 con los paramilitares. Entonces a eso le faltó mucho; sin embargo, a nosotros nos mueve ese tema de que las nuevas generaciones no pasen por lo que pasamos nosotros y que cojan ejemplo de que a pesar de que nos sucedió, nosotros tenemos la fortaleza, nos interesa perdonar y hacer reconciliación de ir construyendo algo para dejarle a ellos.